27 abr 2011

Azaña: "paz, piedad y perdón". Discurso del 18 de julio 1938


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Azaña visita Alcalá, su lugar de nacimiento, en noviembre de 1937
Juan Negrín, Manuel Azaña, Indalecio Prieto, José Miaja y El Campesino

Si durante los primeros tiempos de la guerra, las palabras y los partes, de los políticos sólo se ajustaban a sus deseos de presente y no a las realidades; en los últimos meses, las realidades forjaron unas palabras que expresaban los temores de un presente que condicionaba el futuro.

                        Manuel Azaña, el títere estalinista y el arrepentido
                                       Su discurso del 18 de julio de 1938
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Celebración de la victoria
nacional  en Madrid

Frustrada en España la Revolución de Octubre de 1934, dirigida por los responsables del PSOE, Stalin comprendió que ese fracaso era espejo de lo sucedido años antes en Alemania y Hungría. No era factible el triunfo de una revolución del proletariado en una sociedad que detentara una clase media arraigada y un ejército suficientemente dotado para salvaguardar el orden.
De ahí que en la sesión del Congreso de la Internacional Comunista celebrado en Moscú el 23 de julio de 1935, se acordase que los partidos socialistas, comunistas y a ser posible alguno de centro de cada nación se fundieran en los Frentes Populares amparados por la poderosa Unión Soviética, para de esta forma tomar el poder por medio de las urnas y, una vez conseguida la victoria electoral, actuar desde dentro de la administración para que sin prisas pero sin pausas el comunismo estalinista quedase implantado. En nuestro caso, en España, el proyecto consistía en triunfar en las elecciones generales a Cortes  del 16 y 23 de febrero de 1936. Para este fin era conveniente, y así se realizó, atraerse a otros partidos de izquierda no marxista para obtener conjuntamente más votos y disfrutar de una imagen de moderación, tanto dentro del país como fuera de él (1).
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División 46 de El Campesino en el Ebro

Una maniobra ilegal del PSOE había destituido a Niceto Alcalá Zamora de su cargo de presidente de la Segunda República para sustituirle por el republicano Manuel Azaña, afín al Frente Popular. De esta forma, desde los comienzos de su legislatura, el Frente Popular dispuso de todo el poder, dando, además, "una buena imagen" (1).
A partir de ese momento, Azaña comenzó a interpretar su papel de títere estalinista. 
En mayo de 1937, Largo Caballero disponía de un Gobierno en el cual figuraban dos ministros anarquistas en su Gabinete de Gobierno. Lógico por el vital apoyo prestado por los anarquistas al Frente Popular en las legislativas de febrero de 1936 y por sus acciones en Cataluña y Aragón contra los nacionales. 
En ese mayo de 1937, Stalin dispuso acabar sangrientamente con los "socios" marxistas independientes, FAI-CNT y POUM; Una vez logrado, ordenó a través del PCE que Azaña destituyera a Largo Caballero, sustituyéndole por el convencido estalinista Juan Negrín, dándose entrada en el gobierno a otros fieles, comunistas. Azaña se plegó a los intereses de Stalin, sin mostrar desacuerdo alguno por haberse obviado su función política.
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El títere Azaña pronto se arrepentiríasus escritos realizados día a día así lo testifican:
Azaña, en su ensayo-diario "Cuaderno de la Pobleta", o "Memoria política y de guerra", reconocía sus errores como responsable político, allí relata: "El Gobierno apenas cuenta con las fuerzas armadas, pues los sindicalistas tienen las armas en la mano. El Parlamento, muy a mi pesar, no funciona... los partidos tampoco funcionan".
............Batalla del Ebro. Grabado

El diario comprende "La velada en Benicarló". Aquí, Azaña se presenta con su aspecto más apesadumbrado, pero realista"Se muere tristemente, sin saber por qué". La Velada tiene cierto valor al explicar sus conversaciones con Largo Caballero en abril de 1937, un mes antes de ser éste depurado por Stalin.
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Sobre los sucesos de mayo del 37, Azaña explicaba en el citado ensayo: "El espectáculo que ofrece Cataluña, en plena disolución. Ahí no queda nada: Gobierno, partidos, autoridades, servicios públicos, fuerzas armadas. Nada existe... sólo histeria revolucionaria, que pasa de las palabras a los hechos para asesinar y robar; ineptitud de los gobernantes, inmoralidad, cobardía (...)". ¡Azaña arrepentido ya en mayo de 1937!
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El 31 de mayo, Azaña escribió en su diario acerca del nuevo Gobierno de Juan Negrín, formalizado al defenestrar el PCE a Largo Caballero tras los sucesos de aquel mayo, en donde Largo Caballero  no había estado de acuerdo con Stalin:  "Se espera de él energía... apabullamiento de la indisciplina... El nuevo Presidente tiene gran confianza en sus designios, en su autoridad, afirma que la guerra durará mucho todavía (¡otro año!), y que se prepara para ello". Azaña no tiene voto ni opinión, sólo habla de lo que dicen o hacen otros representantes del Frente Popular.
....Cartel del Frente Popular
18 julio 1936- 18 julio 1938


Continuando con el citado ensayo-diario, al llegar al 29 de junio, y después de criticar los movimientos de tropas de los republicanos, escribe: "Los comunistas se apoderan de todos los resortes del Estado". Días después Azaña, el 18 de julio, pronunciaría un discurso optimista en la Universidad de Valencia, lamentando la intervención alemana e italiana y dando el visto bueno a la soviética y a las asociaciones comunistas.
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El 16 de noviembre de 1937, Azaña escribió. "Los supervivientes de la tragedia, se hartarán de insultar a los muertos". Esta es una época en la que Azaña define a los mandos de la República del Frente Popular, calificando a Julio Mangada de loco, a Fernando de los Ríos de pedante y cursi, de innoble a Albornoz etc.
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El 18 de julio de 1938, Azaña, en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Barcelona, pronunció su último discurso, realizándolo en presencia del presidente del Consejo de Ministros, Juan Negrín, del ministro de Estado, Julio Álvarez del Vayo y del jefe del Estado Mayor Central, el general Vicente Rojo. La larga disertación fue recogida por "El Socialista" y la prensa republicana, en general, del día siguiente.
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Azaña explicó: "Cada vez que los gobiernos de la República han estimado conveniente que me dirigiera al país, lo he hecho desde un punto de vista impersonal (...) Hablo para todos, incluso para los que no quieren oír (...).
A lo largo, la verdad y la justicia se abren paso. El drama español surgió, aparentemente, como un gigantesco problema de orden interior. Todos los Gobiernos que ha tenido la República desde entonces se han esforzado en situarlo así. Pronto se descubrió el aspecto del problema internacional (...)".
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Azaña había comprendido, al fin, que España era el primer encuentro entre las doctrinas políticas que regían en Europa. Su postura con relación a los combatientes extranjeros era la misma que difundían los nacionales y, por tanto, contraria a las tesis de Juan Negrín, que como única solución a su previsible derrota, deseaba no sólo que continuasen las fuerzas extranjeras sino también que se internacionalizara el conflicto español en aquel año 1938 (3).
Tanques soviéticos T-26 del 
Frente Popular

Azaña continuó: "Nuestra posición es conocida: que se vayan los invasores (...) porque serían los mismos españoles, desengañados y avergonzados, los que arrojarían a los invasores".... "Combatimos por la libertad de todos, incluso la de nuestros adversarios"... "Los que provocaron la guerra ya han perdido más de lo que pretendían defender"...."El porvenir de España lo conquista y lo trazará su propio pueblo"..."La guerra es una guerra contra la nación española,incluso contra los propios fascistas".
Azaña dio por finalizado el discurso de esta forma: "Pero cuando los años pasen, las generaciones vengan y la antorcha pase a otras manos y se vuelvan a enfrentar las pasiones de unos y otros, pensad en los muertos que reposan en la madre tierra, ya sin ideal, y que nos envían destellos de su luz, de la que la Patria daba a todos sus hijos: paz, piedad y perdón".
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Soldados republicanos en Teruel. R. Capa

Siete días después, el lunes 25 de julio de 1938, los republicanos cruzaron el río Ebro entre las poblaciones de Mequinenza (Zaragoza) y Amposta (Tarragona). De esta forma comenzaba el, temido por Azaña, último acto de la guerra. El telón real cayó cuando Barcelona fue ocupada por los nacionales el 26 de enero de 1939. Los tres meses siguientes fueron utilizados por los dirigentes de la República para preparar su marcha definitiva a Francia, la Unión Soviética o México (4).
Azaña no esperó a los días finales de la guerra para huir a Francia, lo hizo el 5 de febrero. Azaña compartió automóvil, que se averió poco antes de cruzar la frontera, con Juan Negrín, Diego Martínez Barrio y José Giral. También abandonaron España ese día, Vicente Rojo e Ignacio Hidalgo de Cisneros, entre otros.
Ya en París, Azaña dimitió de su cargo de presidente de la República, siendo sustituido por Diego Martínez Barrio, miembro del partido Unión Republicana que estaba ejerciendo como presidente de las Cortes.
Desde París, Azaña se trasladó a Montauban, en el sur francés.
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....Azaña, Franco y Mola en Time

Claudio Sánchez-Albornoz nos relata en su "De mi diccionario político", que cuando le visitó acompañado por Miguel Maura a primeros de mayo de 1940, observó que Azaña había trasladado a Mountaban los muebles y cuadros de su residencia madrileña.
El motivo de esta visita, al igual que. la entrevista días antes entre Maura y Alcalá Zamora, era dar el visto bueno a la pretensión francesa de "crear una diversión estratégica a Hitler al sur del Pirineo, para ello se necesitaba contar con los prohombres de la República refugiados en Francia". 
La gestión había ido encomendada por el Gobierno francés a Miguel Maura, quien tras hablar con Alcalá-Zamora en Pau acudieron a Cauderán para recoger a Sánchez-Albornoz y acudir juntos a visitar a Azaña, un gran amigo de Albornoz.
Los cuatro "prohombres" negaron la propuesta francesa, al igual que lo hizo Azaña, último y decisivo político.
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El 3 de noviembre de 1940, Azaña murió Montauban. El obispo de la diócesis de Tarbes y Lourdes, monseñor Pierre Maríe Théas, relató cómo le administró la extremaunción y vivió sus últimas horas, besando en ellas un crucifijo de metal. La gran cultura que poseía Azaña le sirvió para acompañar en latín las oraciones del religioso; mientras tanto, el crucifijo se entrelazaba con sus dedos.
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Azaña en Barcelona tras su discurso del 18 julio 1937 en Valencia


Éxodo civil en Teruel, diciembre
1937, foto de Henry Buckley
(1) Leer "España no era demócrata en 1936"
Fotografía de cabecera: Manuel Azaña durante su discurso del 18 de julio
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Fotos en orden descendente:
-Celebración de la victoria, en Madrid
-La División 46 de "El Campesino" en el Ebro.
-Batalla del Ebro. Grabado.
-Cartel del Frente Popular conmemorando las fechas del 18 de julio de 1936 y los aniversarios
-Tanques soviéticos T-26 del Frente Popular
-Soldados republicanos en Teruel
-Éxodo civil en Teruel durante diciembre de 1937. 

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